Presentación

En estos sitios es obligado presentarse o lo que es lo mismo, hablar de uno, asunto difícil y comprometido. Pero me he metido solo en esto y haré un esfuerzo para superarlo.

Como sabéis, tengo una edad más que suficiente, una maravillosa compañera, Maite, tres hijos, Elena, Martín y Julia, algo guerreros, y unos socios y socias, "fantásticos amigos", que me guardarán el empleo, si es que pueden y vuelvo para ello. Por supuesto que tengo muchísima más gente a quien quiero, pero menciono aquellas personas que son víctimas directas de esta pequeña locura. 


Realmente no me siento motero, ni viajero, ni tampoco aspiro a ser nada de eso. Me gusta la moto porqué me permite adaptarme al ritmo de viaje que deseo en cada momento y transmite la conocida sensación de libertad, sin olvidar que se aparca en cualquier sitio.

A pesar de ser un montón de plásticos y hierros debidamente ordenados, por una vez voy a reconocerle cierta personalidad. El porqué de esta frivolidad? está claro, ambos, la máquina y yo, vamos a estar una temporada tan estrechamente unidos, que no nos vamos a quitar el ojo la una del otro, y por ello, creo que merece ser presentada y a pesar de lo ridículas que suelen ser este tipo de tonterías literarias.

Aquí está la primera imagen que tuve de la moto, y por supuesto no me enamoró a primera vista, en contra de lo que suele pasar en este tipo de presentaciones masculinas.
Fue elegida y comprada por mi amigo Juanmi, con un escrupuloso criterio de eficiencia, con el fin de enviarla a la India en otro proyecto que se quedo a medias, es decir, viajamos hasta allí, pero las motos se quedaron en San Sebastián. Fruto de aquél pequeño contratiempo, permaneció en mi garaje hasta que sin darme cuenta me encontré haciendo con ella rutas por Portugal, después cruzando diagonalmente la península, por pistas y senderos, y a estas, le siguieron otras muchas excursiones, y siempre, consiguió devolverme entero a casa y montado en ella, a cambio la mantenía con gusto y la mejoraba con pequeños detalles. Y así fue como poco a poco aumentó la confianza que ahora tengo sobre este montón de hierro, pasando a ser en mi opinión, uno de los modelos ideales para, como lo llaman los anglosajones, RTW (Round The World).
Sinceramente creo, y toco madera, que es una de las modelos idóneos, de doble propósito, para viajes donde el tipo de terreno no está garantizado. Aunque carece del glamour viajero que proyecta el fabricante de las BMW sobre sus adinerados seguidores, te asegura una cosa, que allá por donde vayas, nadie te pedirá dinero.

Algunas fotos del vehículo a falta de los últimos detalles de la preparación, siempre espartana y poco profesional, pero eficaz. Alteraré su aspecto añadiéndole un depósito de combustible algo más grande, 23 litros, una pantalla para protección de aire más integrada y baúl o top case, que resultará muy útil.