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DIARIO

miércoles, 3 de mayo de 2017

Angola II

Ayer noche me quedé muy pronto dormido por el cansancio del día, y pronto también se abrieron mis ojos y agradecieron mis huesos, la colchoneta me dobla. Eran las 04:30, y aproveché para escribir el diario del blog, el cual me ayuda mucho a no sentirme lejos de mi gente, pero que también dedito a dedito, lleva su tiempo y exige su disciplina.
Me ha venido a la cabeza, el asunto de viajar sólo o de la soledad, y puedo decir que  para nada ha sido un sentimiento que me haya invadido o preocupado hasta la fecha.  A no sentirme nunca solo me ayuda el que la gente se me acerca sin pedirlo, y si soy yo quien se acerca a ella, se arremolinan a tu alrededor acosandote a preguntas. Sin embargo la soledad de algún que otro paraje sí que me ha inquietado, podría decir, que incluso en muchas ocasiones y además, en la mayoría de las veces me ha hecho intuir la dificultad que se avecina.
He olvidado comentar un accidente que tuve y no entiendo como se me puede haber pasado mencionarlo.
En Kinshasa (antes Congo Belga), una vez pasada la frontera, activé la ruta que tocaba del GPS y que me llevaba hacia la periferia sur de la ciudad, a lo largo de una avenida recta de muchos kilómetros, dónde poco a poco, se fue extrechando y aumentando la densidad del tráfico hasta el atasco absoluto. Yo estaba avanzando lentamente en medio del hueco que dejan los dos sentidos de circulación. La carretera tenía unos baches como piscinas infantiles, que desviaban continuamente la circulación de ambos sentidos. El calor, el ruido y el humo de los motores de coches viejos y destartalados, componían el caos del que yo era parte, y hacia que, como los demás, también me buscara la vida para avanzar. De repente una furgoneta supongo que contagiada por el ambiente de locura,  arremetió contra la maleta izquierda de mí moto, hundiendola y arracandola bruscamente de su soporte, y a su vez enviar la moto contra el lateral de otra pequeña furgoneta aún más destartalada​ y contra
la que quedé apoyado. Cómo son allí las cosas, que ninguno de los conductores de ambas furgonetas ni se bajó ni tan siquiera se detuvo.
Rápidamente​ un joven cogió la maleta que había quedado abollada en el suelo entre los coches, y una vez que conseguí recuperarme del impacto,  empuje la moto para salir del colapso, dónde el joven me entregó la maleta y sin pedir nada a cambio.
En un minuto, y rodeado de gente, tenía un voluntario luchando a martillazos con las retorcidas chapas de aluminio de la maleta. En veinte minutos y tras mil cfas, tenía todas las cosas en su sitio, una maleta algo transformada y me estaba echando por encima una refrescante botella de agua mineral, a la espera de incorporarme al tráfico. No sufrí ningún daño personal, no tenía seguro y había pasado la aduana de manera algo irregular, así que cada perro se lama su.....
Me he despertado al amanecer como de costumbre y me encontrado la ropa totalmente mojada, había tanta niebla que se condensaba agua en todo lo que había quedado al aire libre.  Me he vestido con el pantalón y una camiseta de enduro, unos calcetines secos y unas botas empapadas. Mientras tanto, la mitad de la población infantil de la aldea ya estaba allí, observándo a un metro de distancia, todos mis movimientos. Me he despedido, agradeciendo la hospitalidad recibida y me he puesto en marcha.
La mañana era la mas fresquita que me ha tocado, tenia por delante 100 kms de pista, que han resultado agradables. Cuando ya el sol calentaba, he llegado a una ciudad llamada Uige, he engrasado la cadena y puesto la ropa a secar. A los cinco minutos estaba rodeado de tanta gente que no podía moverme alrededor de la moto. Me he cambiado los pantalones, aún algo húmedos, en una chabola-comercial y he salido de allí con ganas de finalizar el espectáculo. Qué majos!, pero qué pesados!.
Cuándo el sol empezaba a caer, en una aldea he pedido permiso para quedarme y han acabado llamando al comandante del puesto de policía. El comandante, Sabino Matías Fernando, hombre de escasas palabras, cuando por su expresión parecía dudar de mis intenciones, sin embargo, acabó ofreciéndome el patio trasero del cuartel y allí me fui con la moto. Tenia un recinto, un pozo de agua y un suelo de tierra para clavar mi casa de poliéster.
Una vez acomodado, me servi una cena a base de bocadillo de atún en lata y quesitos en porciones, de postre bananas, cena que compartí con el comandante ya vestido de paisano y en la que hablamos de la guerra civil de Angola, que no sabía que finalizó en el 2012, es decir, ayer, tras más de veintiséis años y 1,5 millones, entre muertos y desaparecidos. Es impresionante, porque es el país dónde menos controles, y menos polimilitares he visto, y además con diferencia los más amables y respetuosos a la hora de pedirte información o documentación. No existen aduanas internas ni he visto entregar un céntimo a un policía o militar, aunque alguno se me ha insinuado pero no ha pasado de ahí.
Aunque las carreteras estén llenas de baches asesinos, el país es una preciosidad, un paisaje de muchos contrastes y la gente, una vez más, es encantadora.
Aquí pasé la noche del 03/05/2017

4 comentarios:

  1. Buenos dias Eloy.
    Aqui estoy, leyendote antes de ir a trabajar.
    He de decirte que me alegras el dia cuando leo tu cronica diaria, joder que a veces no paro de reir pues conociendote algo te imagino en la escena y me lo paso bomba, Elena me dice ¿que estas leyendo que te hace tanta gracia? A Eloy en su salsa.
    Y es que que te deje la poli, siendo domingo, salir de aquel recinto por aburrimiento solo lo puedes conseguir tú.
    Ánimo y hasta mañana, besitos.

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  2. Cariño he leido el comentario de tu amigo el se lo pasa bien leyendo tus comentarios , yo solo me lo paso bien bien por porque sé que tu estás bien, y agradezco a esa gente de bien que te ayudan aunque alguna vez te pidan , piensa que no tienen mucho y tu compartes algo material tuyo .¡gracias¡ Un abrazo.

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  3. Hoy he escrtito a Elena le cuento todo del viaje a Salou.Que bien que hayas salido bien de todo ese accidente y que bien las personas solidarias me encanta , agradece a la vida todo eso no dejes dar gracias en todo momento mentalmente tabién , yo también estoy disfrutando de tu viaje que también lo describes. Seguiré escribiendo ya que he aprendido como.

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  4. Hola, hermanito.
    Comparto lo que dice nuestra madre aqui arriba. Ademas de disfrutar con lo que nos cuentas, vemos que estas bien y disfrutando mucho, y eso nos alegra el dia a todos. Muchos besos de parte de tod@s

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